25 de agosto de 2013

Un amor de película

¡Buenos días Princesa!
Esa era la forma con la que él le saludaba cada vez que le hablaba.
Ya fuera en persona, por chat o por carta, él siempre se dirigía a ella así.
En ellos solo había una relación de amistad, pero él sentía por ella lo que nadie imaginaba.
Hacía lo imposible de creer por intentar sorprenderla. Antiguamente lo llamarían magia y ahora quizás ciencia, pero en su mundo las dos cosas son lo mismo. Ella simplemente le consideraba uno más y no le dio importancia.
Él, dentro, sentía que no podía estar vivo. No sin ella.
La conocía poco...poco.Pero la amaba tanto...tanto...
En su mente, siempre recordaba una frase: "Nada acaba hasta que tu sientes que acaba". Por eso cada vez que intentaba acercarse a ella y no lo conseguía, no desistía y continuaba con su deseo. El deseo de que ella fuera suya y ambos felices unidos.
Puede que él no fuera muy listo, pero sí sabía lo que es el amor.
Un amigo le intentaba quitar la idea de conseguirla de la cabeza. Le decía que había en el mundo 300 mil mujeres, pero él siempre decía "Me conformaría solo con una"
Un día la vio sentada en un banco sola y encontró ahí la idea perfecta de acercarse a ella.
Cuando estaba frente a ella le dijo:
-"Tú crees que no somos iguales, pero te equivocas."
Ella no podía creerlo.
¿A qué venían esas palabras? ¿Por qué decía que eran iguales?
Ante el silencio de la chica, él volvió a decir:
-"Solo somos dos personas que buscan afecto de alguien que no les corresponde. Todos los hombres mueren, pero no todos los hombres han vivido realmente. No quiero permitirme ser de los que no viven. Siempre imagine mi vida a tu lado, y es por eso por lo que me levanto cada mañana. Quizás...no. ¡Seguro!, tu amor haría que tuviera el poder que necesito en mi vida. Un hombre fuerte que ha tenido ese poder toda su vida, puede perder el respeto a esa fuerza. Pero un hombre débil, aprecia el valor de la fortaleza y conoce la compasión. Tu corazón es libre, ten el valor de hacerle caso."

Ella no podía dar crédito de lo que acababa de oír, y una lágrima bordeó su sonrisa...

-"¿Por qué nunca me lo habías dicho? ¿Por qué nunca me has dicho que me querías?"

-" Todo el mundo dice <Te quiero> y ya no significa nada."

-Pero alguna vez necesitas que te lo digan. Yo lo necesito..."

-"Yo lo haré cada día. Al despertarme y ver tu cara a pocos centímetros de la mía, lo diré.
Lo diré ante la gente... ¡Ante el mundo!
Inventaré mil maneras de que lo sepas. Lo probaré de un millón de razones. Lo mostraré a cada hora, cada minuto...¡Cada segundo!
Daría todo lo que tengo por poder estar a tu lado el resto de mi vida. No me importa como fuera esta. Si es contigo, lo demás no me importa. Me iré y si cambias de opinión, volveré a por ti."

-"No se que decir."

-"Me olvidaba decirte que..."

-"¡Dilo!"

-"Que tengo unas ganas de hacerte el amor que no te puedes imaginar."

Mientras decía esto retrocedía hasta que marcharse completamente. Ella aun no podía creer todas aquellas cosas que acababa de escuchar. ¿Era posible?
Ese dispositivo al que llaman corazón, no hacía más que acelerar su ritmo. Aun estaba asimilando que alguien pudiera sentir por ella semejante locura.
Por desgracia, el mismo dispositivo que le mantenía con vida, le estaba matando.

Al día siguiente, sentía que tras un ayer caminando solo, ahora ella caminaba junto a él.
Ella en cambio, sentía que él le había salvado,en todos los sentidos en los que se puede salvar a una persona.
No podían permitirse el lujo de perder la noción del tiempo.

Todo era perfecto. Parecía que nada ni nadie podía interponerse entre ellos.
Al menos eso parecía...

Un buen, o mal día, ella desapareció de repente. Él no sabía nada de ella ni a quien preguntarle.
Aunque preocupado, sabía que esperaría. Que sería fiel.

Pasaron los meses, y no quedaban lágrimas dentro de él para expresarse.
Un ex novio de ella fue a visitarlo y tras horas intentando hacerle hablar sin resultado le dijo:

-" Tú no la merecías. Una pena, casi consigo hacerla perfecta."

Él levanto la mirada clavándola en sus ojos y le dijo:

-"Tienes razón, no la merecía. ¡Pero te equivocas!... Ya era perfecta.






                                                                                                                                           Microcuento dedicado al cine.

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