Durante algún tiempo me gustó coleccionar muñecos.
De todo tipo. Cualquier forma y tamaño.
Me pasaba horas arreglándolos, limpiándolos. . .
Pero, al igual que todas las cosas que me apasionan en esta vida, acabé dejando de dedicarles tiempo.
Hace unos días, se me ocurrió que no sería mala idea volver a verlos.
Estaban en una caja, la cual guardaba encima de mi armario.
Me senté, cruzando las piernas, y empecé a sacarlos. Los iba colocando todos en el suelo, hasta que la caja quedó vacía.
O eso creía yo. . .
Había una pequeña muñeca, la cual, sinceramente, no recordaba haber visto en mi caja.
Era una muñeca pequeña, comparada con los demás muñecos, que estaban colocados a mis pies.
Tenía el pelo rubio, con una melena ondulada que le llegaba a los hombros, la cara alargada y los ojos achinados. Una gran sonrisa ponía el broche final a esa dulce cara.
Su cuerpo era delgado, y tenía un vestido rojo de tirantes.
Aunque no la había visto antes, me gustaba bastante. Si alguien colocó allí la muñeca, parecía conocerme bastante bien.
Pero, a decir verdad, había algo que vi desde que la saqué de la caja. . .
Tenía unos rasguños muy marcados a la altura de los hombros. Sí, de los dos.
Con cuidado, bajé los tirantes de su vestido, y con pequeños toques de un bastoncillo de algodón mojado en alcohol, fui quitando el color que los roces dejaron en ella.
Usé un diminuto, pero afilado, cutter para eliminar los trozos que sobresalían de su piel, y dejarla lo más lisa posible.
Tras varios minutos de limpieza y reparación minuciosa, logré dejarla lo mejor que pude.
No fue el mejor trabajo de restauración, pero para ser la primera vez, tampoco quedó tan mal.
Subí sus tirantes, y apenas quedaba rastro de los rasguños, excepto un pequeño arañazo en cada lado, que apenas se veían.
Tras revisar todos los muñecos uno a uno, me despedí de ellos y los volví a colocar en la caja, sobre mi armario.
Aunque no todos volvieron a la caja.
Cogí la pequeña muñeca y la coloqué sobre mi estantería.
Era tan pequeña. . . y a la vez tan grande. . .
Me hacía sonreír cada vez que la miraba.
Su pelo rubio, su mirada achinada, su risa amplia. . . y también sus arañazos.
Estar ahí, la hacían más linda. Solo por tener esas dos marcas, no iba a deshacerme de ella.
Estuvo mucho tiempo en el fondo de la caja, y por eso la puse ahí.
Ya era hora de que la gente la viese, tan linda como fue siempre.
Vibranium
Feelings under the shield
2 de junio de 2016
17 de mayo de 2015
Ya no le creo
Me decían que verdaderamente era alguien extraordinario.
Era alguien en quien confiar. "Puedes contar con él." me repetían.
Pero. . . ¿Dónde está?
Mis amigos, mi familia, la gente por la calle.. muchos dicen que lo conocen.
Cuando pregunté por su domicilio, me decían únicamente que "Encontrarlo es fácil."
A cada pregunta que he hecho, solo han logrado que me sienta más confundido.
Conseguí, el que decían que era, su número. Así, que me decidí a conocerle de una vez por todas.
Llamé una y otra vez, pero nunca me contestaba. Mandé varios mensajes en los que le pedía que nos encontrásemos, necesitaba verle. Pero yo era el único que acudía al punto de encuentro.
¿Quién quiere reírse de mí? ¿Por qué después de esto siguen prometiéndome que no me mienten y que él existe? Que él es genial.
Realmente, aun no se si es una broma. O si le hablaron de mí y no soy de su agrado.
Lo que sí se es, que aunque hay gente que aun le admire y sean amigos, yo hace tiempo que dejé de creer en él.
Era alguien en quien confiar. "Puedes contar con él." me repetían.
Pero. . . ¿Dónde está?
Mis amigos, mi familia, la gente por la calle.. muchos dicen que lo conocen.
Cuando pregunté por su domicilio, me decían únicamente que "Encontrarlo es fácil."
A cada pregunta que he hecho, solo han logrado que me sienta más confundido.
Conseguí, el que decían que era, su número. Así, que me decidí a conocerle de una vez por todas.
Llamé una y otra vez, pero nunca me contestaba. Mandé varios mensajes en los que le pedía que nos encontrásemos, necesitaba verle. Pero yo era el único que acudía al punto de encuentro.
¿Quién quiere reírse de mí? ¿Por qué después de esto siguen prometiéndome que no me mienten y que él existe? Que él es genial.
Realmente, aun no se si es una broma. O si le hablaron de mí y no soy de su agrado.
Lo que sí se es, que aunque hay gente que aun le admire y sean amigos, yo hace tiempo que dejé de creer en él.
6 de mayo de 2015
Fuerte
Ya no podía más.
Tuvo que pararse y sentarse en un banco de aquel solitario parque.
Parecía que hubiese estado andando kilómetros, pero aun, con sus desgastada vista, era capaz de alcanzar a ver el pequeño balcón en el que solía poner a sus pájaros para que les diera el sol.
Le encantaba salir al balcón a tomar un poco el aire, mientras oía como esos pájaros trinaban sus cancioncillas.
Había visto amanecer, y el acabar del día desde aquel balcón, sin tener mucho más que hacer.
Quería ocupar su mente con cosas, le daba igual lo que fuera. Pero su cuerpo ya no era capaz de suplir esas ideas que su mente esbozaba.
Desde su niñez, había tenido que trabajar duro. Fueron tiempos que él no le deseaba vivir a nadie.
Su adultez se vio motivada por aquella mujer que conoció y le entregó su vida totalmente.
Hizo que se sintiera realizado en su vida cuando llegaba a casa y sus hijos salían a la puerta a recibirlo.
Vio como sus hijos se iban yendo de casa poco a poco, mientras esta se iba quedando en silencio.
Unos volvían frecuentemente, otros apenas llamaban, pero siempre volvió a estar ahí cuando alguno regresaba por cualquier motivo.
Volvió a sonreír de manera efusiva, el día en que uno de sus hijos, hizo posible que tuviera entre sus brazos a aquel pequeño, el cual le dijeron que llevaba su nombre.
Él, hasta entonces un hombre poco efusivo, dejó caer una lágrima junto a su sonrisa aquel día.
Se prometió abrazarlo cada día con toda su fuerza.
Cada día que estaba con él, era un día que agradecía a la vida.
Le vio crecer a tiempo parcial en su casa. Dormía, comía, veía la televisión, jugaba a las cartas a menudo con él.
Cuando el joven discutía con sus padres, él siempre ejercía de juez imparcial y apaciguaba la situación.
Iban a la calle, paseaban, trabajaban, jugaban juntos. . . Todo lo que el chico quería, lo hacían juntos.
Fueron miles de veces a las que la puerta del colegio fue a buscarle, le daba alguna moneda para comprar algún capricho, le traía algún regalo cuando viajaba. . .
Ya apenas trabajaba, por lo que invertía todo el tiempo que le era posible con ese joven que le hacía sonreír cada día.
Y estando en aquel banco, vio como su nieto se asomó a la ventana, en la que sus pájaros trinaban alegres, dejando la barandilla a la altura de su pecho.
¿Cuándo había crecido tanto?
Se levantó lentamente, recuperando la fuerza al instante. . . Al fin y al cabo,
Una promesa es una promesa.
Tuvo que pararse y sentarse en un banco de aquel solitario parque.
Parecía que hubiese estado andando kilómetros, pero aun, con sus desgastada vista, era capaz de alcanzar a ver el pequeño balcón en el que solía poner a sus pájaros para que les diera el sol.
Le encantaba salir al balcón a tomar un poco el aire, mientras oía como esos pájaros trinaban sus cancioncillas.
Había visto amanecer, y el acabar del día desde aquel balcón, sin tener mucho más que hacer.
Quería ocupar su mente con cosas, le daba igual lo que fuera. Pero su cuerpo ya no era capaz de suplir esas ideas que su mente esbozaba.
Desde su niñez, había tenido que trabajar duro. Fueron tiempos que él no le deseaba vivir a nadie.
Su adultez se vio motivada por aquella mujer que conoció y le entregó su vida totalmente.
Hizo que se sintiera realizado en su vida cuando llegaba a casa y sus hijos salían a la puerta a recibirlo.
Vio como sus hijos se iban yendo de casa poco a poco, mientras esta se iba quedando en silencio.
Unos volvían frecuentemente, otros apenas llamaban, pero siempre volvió a estar ahí cuando alguno regresaba por cualquier motivo.
Volvió a sonreír de manera efusiva, el día en que uno de sus hijos, hizo posible que tuviera entre sus brazos a aquel pequeño, el cual le dijeron que llevaba su nombre.
Él, hasta entonces un hombre poco efusivo, dejó caer una lágrima junto a su sonrisa aquel día.
Se prometió abrazarlo cada día con toda su fuerza.
Cada día que estaba con él, era un día que agradecía a la vida.
Le vio crecer a tiempo parcial en su casa. Dormía, comía, veía la televisión, jugaba a las cartas a menudo con él.
Cuando el joven discutía con sus padres, él siempre ejercía de juez imparcial y apaciguaba la situación.
Iban a la calle, paseaban, trabajaban, jugaban juntos. . . Todo lo que el chico quería, lo hacían juntos.
Fueron miles de veces a las que la puerta del colegio fue a buscarle, le daba alguna moneda para comprar algún capricho, le traía algún regalo cuando viajaba. . .
Ya apenas trabajaba, por lo que invertía todo el tiempo que le era posible con ese joven que le hacía sonreír cada día.
Y estando en aquel banco, vio como su nieto se asomó a la ventana, en la que sus pájaros trinaban alegres, dejando la barandilla a la altura de su pecho.
¿Cuándo había crecido tanto?
Se levantó lentamente, recuperando la fuerza al instante. . . Al fin y al cabo,
Una promesa es una promesa.
1 de mayo de 2015
Se buscan ideas
Y ahí estaba otra vez.
Pequeñas imágenes que venías a mi cabeza sin ningún tipo de orden.
Cada vez era algo distinto: Imágenes, melodías, frases, palabras. . .
Era como si mi mente intentase decirme algo.
Parecía que una parte dentro de mí quisiera expresarme algo, pero no lo hiciera de manera completa.
Como si solo me diera una ínfima parte del mensaje.
Aunque he intentado ordenarlas en todos los aspectos posibles, incluso modificando ligeramente su forma, aun no había conseguido descifrar que significaba.
¿Era algo malo? ¿Algo bueno? ¿Significará realmente algo?
¿Quién sabe? Pero sentía la necesidad de coger varios de esos mensajes y utilizarlos. Pero aun no se en que. Quizás sea ese el propósito que mi mente quiere que llegue a entender.
Puede que no sea en absoluto difícil ordenar todo eso que viene a mi cabeza. . .
Solo hace falta una idea.
Pequeñas imágenes que venías a mi cabeza sin ningún tipo de orden.
Cada vez era algo distinto: Imágenes, melodías, frases, palabras. . .
Era como si mi mente intentase decirme algo.
Parecía que una parte dentro de mí quisiera expresarme algo, pero no lo hiciera de manera completa.
Como si solo me diera una ínfima parte del mensaje.
Aunque he intentado ordenarlas en todos los aspectos posibles, incluso modificando ligeramente su forma, aun no había conseguido descifrar que significaba.
¿Era algo malo? ¿Algo bueno? ¿Significará realmente algo?
¿Quién sabe? Pero sentía la necesidad de coger varios de esos mensajes y utilizarlos. Pero aun no se en que. Quizás sea ese el propósito que mi mente quiere que llegue a entender.
Puede que no sea en absoluto difícil ordenar todo eso que viene a mi cabeza. . .
Solo hace falta una idea.
23 de septiembre de 2014
¿Alguien me echa una mano?
"El café"
Una de las formas de nombrar a ese momento que se sitúa desde que terminas de comer y recoger lo que has ensuciado, hasta que te pones a hacer algo nuevamente.
Ya te comas un helado, u odies el café, ese pequeño momento de "el café", es para sentarse y relajarse.
Es en ese breve momento pueden pasar cosas como:
-Que justo al sentarte llamen a la puerta.
-Que te relajes más de la cuenta y a las 7 de la tarde digas algo como: "¡Mira que hora es ya! Bueno, ya mañana lo hago."
- Que tu madre diga: "Es la primera vez que me siento en todo el día."
Pero él ha optado a quitarse las zapatillas, desabrocharse el pantalón y encender la televisión un rato.
Al encenderla, se topa con esa maravilla que es que, cada cinco segundo de serie, película, novela. . . introduzca 30 fascinantes, increíbles e incluso emotivos minutos de publicidad. (Se agacha y recoge la ironía del suelo)
Pero era su "momento del café" y el mando estaba a tres pasos, por lo que dejó la cadena que estaba y pedía que los anuncios no se alargaran demasiado.
Pero lo raro no era la combinación de anuncios de coches seguido de uno de cuidar el planeta y usar bicicleta, lo que más llamó su atención era el "como" intentaban los anuncios llamar la atención de la gente. . .
Mostraban a una chica que es "fea" y como se transforma en "guapa" para el baile de fin de curso. Normal, ¿no? Cualquier chica quiere ir bien en ese día. Pero la idea supermaravillosa que tuvo esa gente no fue otra que ponerle gafas a la chica y hacerle una coleta. Era como cuando Superman se ponía las gafas, o las gafas tienen poderes, o quien ve a esa persona es gilipollas.
Cuando el baile de los adolescente se iba fundiendo a negro, apareció otro en el que una mujer intentaba aparcar el coche en una plaza, visiblemente enorme, y no puede. Aparece un hombre con un coche nuevo y aparca a la primera. El eslogan dice: "Ellos si saben".
-"Independientemente de si es aparcar o elegir coches, aquí el que no sabe es el señor publicista." Piensa, pero bueno, el anuncio ha acabado y espera no verlo más.
Los siguientes anuncios fueron como: . . .
*"¡Solo los hombres de verdad aman el fútbol!"
*"NECESITAS TENER LO NUEVO DE (introducir cualquier marca)"
* Niños puestos en ridículo para dar lugar a que el padre diga algo ingenioso.
Y así un período de tiempo que, aunque sea 1 minuto, se hace eterno.
Otra de las cosas que salió era una tarifa de una compañía de teléfonos. Ofrecían descuentos, productos, promociones. . .Todo normal, hasta que salió una chica y empezó a besarse con el chico que decía las tarifas.
- "¿En serio? ¿Es necesario? Es un maldito anuncio de móviles. Me recuerda a aquel en el que vendían quitagrasas y si no llega a cortarse la escena, vemos al chico empotrándola contra el lavavajillas."
Es algo que no entendía. Al igual que tampoco entendía que mujeres aceptarán salir casi sin ropa para una simple promoción de un bolso o unos zapatos.
Lo que siguió a este dilema interno que tuvo, fueron 3 o 4 anuncios de relojes, teléfonos móviles, televisores. . . que parecían ser lo de siempre con una pequeña modificación. Pero en el anuncio decían algo como: "No te quedes anticuado. . ." a lo que él completaba el anuncio con "¡Cómprate esta mierda!"
Se le estaban quitando las ganas de seguir esperando a que volviera la programación.
Lo siguiente que salió fue una chica en una playa, en la que aparece un chico, casi desnudo, con músculos que la mayoría no sabemos ni que tenemos, y empiezan a revolcarse por la arena. Y solo para decir que la colonia que anunciaban era azul como el mar. . . Que eso era otra, siempre que sale alguna persona, son siempre gente super musculada, excepto cuando es de algún tipo de producto de dieta. En ese caso utilizan a algún hombre gordo al que le hacen poner cara de pena mirando sus pantalones para decirle que "lo normal" es coger es un pantalón que mide lo mismo que su muñeca.
-"¿Qué pasa? ¿No puede una persona rellena anunciar ropa o algún tipo de complemento sin tener que ser tallas grandes o la imagen de "el antes" ?¿No pueden acaso los gordos usar colonia?
Ahora recuerdo porque dejé de ver la televisión. En este rato que has tardado en leer esto, han salido solo diez de los tópicos que salen en los anuncios de la televisión. Me faltan dedos para seguir contándolos todos. . . ."
31 de mayo de 2014
Soy raro
Muchas veces me han dicho que soy raro.
Que digo muchas cosas que no se entienden, que hablo de forma incomprensible muchas veces, que hago cosas que no son normales. . .
Tantas son las cosas que he oído ya, que pocas pueden asustarme a día de hoy.
Pero. . . es que muchas veces me planteo el concepto "normal".
Muchos son los que se ríen cuando les digo que me gusta leer cómics. Muchas veces me han mirado mal por decir que me gustan las películas de superhéroes. Me han llamado de muuuchas maneras por decir que no me gusta el fútbol.
Y es que soy así realmente. Me gusta leer libros, me gusta que llueva, sigo jugando con muñecos a mi edad, hago dibujos cuando tengo un papel y un lápiz a mano, veo dibujos animados en la televisión, no me gusta el fútbol ni lo entiendo. . .
Tantas cosas son las que hago que el resto de la gente no las ve "normales". . .
Pero quizás sea un problema mío.
Quizás no vea yo "normal" que la gente se encierre en una nave con la música tan fuerte que uno no oye ni sus pensamientos, para mover su cuerpo como un despertador con parkinson, mientras suena una música que parece escrita por una gato con dolores mientras rasca un plato con un cuchillo.
Quizás no vea yo "normal" que todo el mundo siga la moda de un corte de pelo que hace que todos sean fotocopias entre sí.
Quizás no vea yo "normal" que la gente se junte para ver en una pantalla a gente corriendo tras una pelota, mientras dan gritos, golpes y fingen que se aman entre todos cuando su equipo va ganando.
Quizás no vea yo "normal" tantas cosas que otros hacen porque el resto la hace o por que la sociedad ha hecho que estas se vean "normales"
Estoy seguro que ante mucha gente seguiré siendo yo el raro por decir, hacer o no hacer determinadas cosas.
Pero, son solo puntos de vista. . .
"Lo que intentaba era arriesgado. Mi miedo era inevitable, pero incluso ahora,
tantas décadas después, sigo recordando la gloria." [Capitán América, "Capitán América. El elegido"]
Que digo muchas cosas que no se entienden, que hablo de forma incomprensible muchas veces, que hago cosas que no son normales. . .
Tantas son las cosas que he oído ya, que pocas pueden asustarme a día de hoy.
Pero. . . es que muchas veces me planteo el concepto "normal".
Muchos son los que se ríen cuando les digo que me gusta leer cómics. Muchas veces me han mirado mal por decir que me gustan las películas de superhéroes. Me han llamado de muuuchas maneras por decir que no me gusta el fútbol.
Y es que soy así realmente. Me gusta leer libros, me gusta que llueva, sigo jugando con muñecos a mi edad, hago dibujos cuando tengo un papel y un lápiz a mano, veo dibujos animados en la televisión, no me gusta el fútbol ni lo entiendo. . .
Tantas cosas son las que hago que el resto de la gente no las ve "normales". . .
Pero quizás sea un problema mío.
Quizás no vea yo "normal" que la gente se encierre en una nave con la música tan fuerte que uno no oye ni sus pensamientos, para mover su cuerpo como un despertador con parkinson, mientras suena una música que parece escrita por una gato con dolores mientras rasca un plato con un cuchillo.
Quizás no vea yo "normal" que todo el mundo siga la moda de un corte de pelo que hace que todos sean fotocopias entre sí.
Quizás no vea yo "normal" que la gente se junte para ver en una pantalla a gente corriendo tras una pelota, mientras dan gritos, golpes y fingen que se aman entre todos cuando su equipo va ganando.
Quizás no vea yo "normal" tantas cosas que otros hacen porque el resto la hace o por que la sociedad ha hecho que estas se vean "normales"
Estoy seguro que ante mucha gente seguiré siendo yo el raro por decir, hacer o no hacer determinadas cosas.
Pero, son solo puntos de vista. . .
"Lo que intentaba era arriesgado. Mi miedo era inevitable, pero incluso ahora,
tantas décadas después, sigo recordando la gloria." [Capitán América, "Capitán América. El elegido"]
15 de mayo de 2014
Le faltaba.
Creía que lo tenía todo.
Era un chico guapo, con dinero. Vivía en una gran casa y con una bella mujer.
Se consideraba afortunado.
Pero, siempre pensó que había algo que nunca había tenido.
Desde pequeño, sus padres le habían conseguido todo aquello que él pidió. Era hijo único y sus padres no querían que a él le faltase de nada.
Pero, aun así, había algo que sus padres nunca le podían haber dado. . . Un hermano.
Aún teniéndolo todo, no tenía nada.
No sabía que era hacer lo imposible por que alguien no llorara tras una caída o un golpe.
Correr en busca de mamá para intentar explicar como se había roto algo antes de que le dijeran la verdad.
Nunca supo que era estar largas horas por la noche hablando bajito para que no les oyeran y tapando carcajadas con la almohada.
Pelearse por tener algo hasta que llegaba papá y se lo quitaba a los dos.
Nunca había visto como alguien más pequeño que él, observaba lo que hacía y luego intentaba imitarlo.
Le hubiese gustado tener alguien con quien hablar de gustos musicales, darle consejos, salir con él a la calle.
Alguien a quien ayudar en caso de que lo necesitara.
No había experimentado la sensación de solucionar insultos y amenazas con solo un beso.
No tenía a quien extrañar en cuando sus caminos se distanciaban, ni abrazar tras un tiempo alejados. . .
Lo tenía todo, y en verdad no tenía nada.
Era un chico guapo, con dinero. Vivía en una gran casa y con una bella mujer.
Se consideraba afortunado.
Pero, siempre pensó que había algo que nunca había tenido.
Desde pequeño, sus padres le habían conseguido todo aquello que él pidió. Era hijo único y sus padres no querían que a él le faltase de nada.
Pero, aun así, había algo que sus padres nunca le podían haber dado. . . Un hermano.
Aún teniéndolo todo, no tenía nada.
No sabía que era hacer lo imposible por que alguien no llorara tras una caída o un golpe.
Correr en busca de mamá para intentar explicar como se había roto algo antes de que le dijeran la verdad.
Nunca supo que era estar largas horas por la noche hablando bajito para que no les oyeran y tapando carcajadas con la almohada.
Pelearse por tener algo hasta que llegaba papá y se lo quitaba a los dos.
Nunca había visto como alguien más pequeño que él, observaba lo que hacía y luego intentaba imitarlo.
Le hubiese gustado tener alguien con quien hablar de gustos musicales, darle consejos, salir con él a la calle.
Alguien a quien ayudar en caso de que lo necesitara.
No había experimentado la sensación de solucionar insultos y amenazas con solo un beso.
No tenía a quien extrañar en cuando sus caminos se distanciaban, ni abrazar tras un tiempo alejados. . .
Lo tenía todo, y en verdad no tenía nada.
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